domingo, 20 de marzo de 2011
MIENTRAS AFRICA SE REVOLUCIONA AMERICA LATINA SE PREPARA
LA REVOLUCIÓN EN MEDIO ORIENTE
La revolución árabe comenzó en Túnez, y continúo en Egipto, se extendió a todo el Magreb. Tiene como punto de partida enormes movilizaciones cuyas bases son las necesidades sociales más cotidianas de las masas que se ven afectadas producto del impacto de la crisis mundial, como el salario, el trabajo, el alza de los alimentos, etc.
La revolución en Egipto y Túnez derrocó a sus respectivos gobiernos, que llevaban décadas en el poder. Sobre todo la caída de Mubarak, fue un fuerte golpe al imperialismo yanqui, en la medida que era un aliado estratégico en la región junto con Israel. En Yemen, Argelia, Jordania, Oman, Arabia Saudita, Bahrein se han producido movilizaciones populares muy importantes, tomando en algunos de estos países, carácter de levantamientos populares. En general todos estos gobiernos han llevado adelante reformas en sus gabinetes y aumentos de salarios y otras medidas para intentar paliar la situación, y contener así lo que puede rápidamente transformarse en un nuevo Túnez o Egipto. Las movilizaciones populares han llegado también a Irán y a Palestina.
Egipto, Túnez y Libia
En Egipto y en Túnez asistimos al intento de reconstrucción del régimen anterior, incluso con elementos reconocidos de los gobiernos de Ben Ali y Mubarak. Asumir el gobierno con las masas movilizadas, no es un buen escenario para ningún gobierno capitalista, máxime cuando no cuentan con los recursos para cumplir las aspiraciones y reivindicaciones de las masas.
En Libia no hay posibilidades de un acuerdo con el régimen anterior, la oposición tiene que tomar el poder si o si, hay en curso una guerra civil abierta que no da margen a conciliar. La situación de Libia puede definir a su vez la de Túnez y la de Egipto.
Existen actualmente en las ciudades que han sido tomadas por las masas, comités populares que son los que se encargan de gestionar el funcionamiento de la ciudad, bancos, ministerios, abastecimiento, electricidad y combustible. Estos comités están integrados por distintas clases sociales. Están armados, pero no cuentan con el armamento suficiente para avanzar sobre Trípoli. Es por este motivo que los elementos que pertenecían al régimen de Khadafi y que renunciaron, están ahora intentando la creación de un gobierno opositor en una parte del territorio, gestionando el apoyo internacional. Lo que significaría la partición de Libia. Pero los comités populares estarían en su gran mayoría en contra de la creación de un gobierno provisional. En Libia hay una situación de doble poder, con los comités populares, y el régimen de Khadafi. Estos comités son los organismos donde los trabajadores se organizan.
El gobierno Libio
Los levantamientos populares en los países del Magreb, tienen actualmente como protagonistas principales al pueblo Libio.
Khadafi no ha sido en ningún modo un enemigo político del imperialismo. Hace ya muchos años es aliado estratégico del imperialismo yanqui y europeo..
Los negociados de Khadafi con la Unión Europea son innumerables y aún los beneficios que recibe el coronel no han sido suspendidos. La UE y EE.UU. son los principales consumidores del petróleo Libio. El régimen político de Khadafi ha permitido el saqueo de este recurso natural por parte de las multinacionales europeas Con EE.UU. tiene grandes acuerdos económicos, que lo sitúan en el sexto puesto, entre los aliados comerciales de Libia
El gobierno “nacionalista” de Khadafi, seguidor de Nasser, ha dejado de lado hace años los tímidos choques con el imperialismo yanqui y europeo, para pasar a hacer un aliado tanto económico, como político. El régimen ha progresado del nacionalismo militar de los 70 a un régimen entreguista gobernado por una autocracia familiar. Una gran demostración de esto es que ha cambiado su posición con respecto a Israel, reconociendo en las últimas décadas al estado sionista. Además, de los pactos con la Unión Europea y Berlusconi.
La oposición en Libia
La rebelión Libia comenzó con la convocatoria de un “día de la ira” contra el régimen. Estuvo precedida por la movilización de los familiares de los presos políticos del régimen, que fue brutalmente reprimida.
En Benghasi, los manifestantes tomaron armas y tanques del ejército. Brigadas enteras de soldados comenzaron a pasarse a la rebelión que comenzó a progresar en el este del país. Los imanes islámicos llamaron al ejército a “no tirar contra sus hermanos” La dirigencia del principal clan libio –Werfella, que había sostenido al régimen abandonó a su suerte a Khadafi, mientras una serie de ministros del Gobierno se pasaron a la oposición.
El triunfo de la insurrección en toda la zona este del país derivó en la formación de consejos populares en las ciudades. Estos comités populares, integrados por sectores intelectuales y parte de la dirigencia tradicional de los clanes e incluso por ex funcionarios del régimen pasados a la oposición, han desarrollado milicias populares que contienen la acción de las tropas del gobierno. El carácter del nuevo gobierno provisional es el centro de la lucha política al interior de la oposición.
Intervención imperialista
La insurrección ha provocado la paralización de un tercio de la producción petrolera del país. Las acciones de las petroleras que actúan en Libia han caído en todos los casos. La rebelión también ha colocado en crisis al conjunto de la inversión extranjera, fundamentalmente europea, en la construcción civil, infraestructura y turismo. Se ha producido una disparada de los precios del petróleo.
Frente a este cuadro general, el imperialismo no ha abandonado a Khadafi, especula con someter a la oposición bajo su tutela. La represión del régimen se ha transformado en una traba para cualquier salida de recambio, incluso se vislumbra la posibilidad de una división formal del país, como por ejemplo acaba de decidirlo un referendo en Sudán, al sur de Libia. Hillary Clinton anunció que podría enviar “apoyo armado” a la oposición en Libia e incluso establecer una cuarentena del espacio aéreo, lo que equivale a una amenaza de derribar los aviones de Khadafi. Los opositores han iniciado negociaciones con los gobiernos imperialistas. El Consejo de Seguridad de la ONU está preparando una intervención militar. Obama ha puesto a la V Flota en las cercanías de Libia.
Todas las fuerzas políticas que operan en la crisis se están reagrupando y preparando y de momento no parece haber, a la vista, una opción o partido político que ponga en jaque los intereses del imperialismo en la región, pero la “inestabilidad” que se vive actualmente también es insostenible y sumamente perjudicial a sus intereses. EEUU e Israel, en casa, tienen instalada una crisis a la que, sumada una guerra de intervención, podría llevarlos a un estallido.
La intervención Imperialista en Libia no es contra Khadafi sino contra la revolución. El imperialismo especula, con la represión criminal de Khadafi para disimular una intervención con argumentos humanitarios.
La posición reaccionaria del nacionalismo burgués
Tanto Chavez, Correa, como Ortega en Nicaragua, se pronunciaron abiertamente en apoyo a Khadafi desmintiendo la brutal represión del régimen sobre los trabajadores y el pueblo. Estos “nacionalistas” consideran a Khadafi como un revolucionario antiimperialista, que nació como expresión del nacionalismo burgués popular en 1955, para convertirse en un gobierno reaccionario y proimperialista. La posición de los “progresistas-nacionalistas” de América Latina sobre los acontecimientos en el Medio Oriente y el norte de África es completamente reaccionaria. Le temen como a la peste a las masas insurrectas para colocarse en definitiva en la defensa del Estado burgués, contra los trabajadores que se levantan.
La revolución en los países árabes ha provocado un renacimiento del orgullo nacional y del arabismo, pero su contenido político es en esencia la ruptura de la “unidad nacional” árabe entre los explotados y los regímenes feudal-capitalistas. En la historia de la lucha de clases de las naciones o pseudo naciones árabes, la crisis actual representa, más que su momento ‘nacional’, su momento ‘social’. La independencia nacional y la unidad política del mundo árabe solamente son posibles, no por medio del panarabismo, sino de la revolución socialista.
Mientras África se levanta contra los gobiernos opresores, América se prepara para un estallido de similares características. Desde las manifestaciones en Winsconsin contra el ajuste de Obama, hasta la lucha de los oprimidos bolivianos contra el “gasolinazo” impuesto por el “nacionalista” Evo Morales, se despliegan los avances de lo que está por venir a las costas del Plata. Los trabajadores y explotados uruguayos deberíamos extraer las enseñanzas de los pueblos africanos que nos muestran el camino para enfrentar y deshacerse de los gobiernos sometidos a las multinacionales y al imperialismo.
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